miércoles, 2 de diciembre de 2009

Jornal del día del Tsunami

Querido Diario,

Han sido días extraños, de esos en los que el tiempo se deshace, deshilachándose en hebras de momentos que se pegan, se entrelazan en sus propios ritmos, generando una trenza compuesta de los más dispares acontecimientos. Dispares en su tensión, dispares en su temática. El entrelazado de estos días eso sí ha tenido mucho de intenso, de estremecedor.

Usted que sigue este blog con ansías y que lo primero que hace al llegar a su casa no es saludar a su familia ni servirse algo para comer, sino que hacer click en sus favoritos y revisar este humilde espacio, recordará que en un capítulo anterior [El Autor] salió a recobrar un par de objetos mágicos fundamentales para su vida. Objetos cargados de simbolismo, donde [El Autor] había dejado escondido algunos aspectos de su personalidad. Pues bien, sepa usted, ávido lector, que [El Autor] consiguió recuperar sólo uno de dichos objetos. Pero fue, definitivamente, el más importante. Y así [El Autor] se encontró con una parte sustancial de su antiguo ser reestablecida. Y siempre es bueno revisitarse, decubrirse a la luz de las emociones acumuladas en media década, saberse distinto, saber que el arrastre del tiempo nos ha hecho crecer, expandirnos.
Es bueno, es enriquecedor. Nadie ha dicho que sea fácil. Puede, eso sí, ser muy divertido.



ME DICE... V

(N. del E. - Este "Me dice... " tiene lugar antes de los acontecimientos de "Me dice... IV" e inmediatamente después de los acontecimientos de "Me dice... III". Es más, los editores de este blog están dispuestos a asegurar a ciencia cierta que transcurren ENTRE los acontecimientos de "Me dice... III" y "Me dice... IV")

"Si el sueño de uno en esta vida es ser Primer Ministro de Francia, lo que uno tiene que hacer es hacer todo lo posible por ir y ser Primer Ministro de Francia. Nacionalizarse, buscar las opciones, hacer una carrera política. Y por mucho que uno se muera y no sea nunca el Primer Ministro de Francia, habrá vivido una vida respetable, digna y bien vivida. Caso contrario, por más que uno intente vivir el paralelo y consiga llegar a ser Presidente de Chile, vivirá por siempre con la inquietud carcomiéndolo, y tendrá siempre la sombra de no haber siquiera intentado ser Primer Ministro de Francia."

Y yo guardo silencio, y sonrío. Porque harto de razón tiene.



COMO UNA MALA NOVELA ALEGÓRICA...

Hoy llegué ligeramente tarde a San Joaquín. De esos atrasos que nada significan porque llegas y la sala está cerrada. De esos atrasos que te enseñan a no preocuparte ni creerte mucho, porque el universo sigue marchando aunque tú no estés. De esos atrasos que hacen que apures el tranco, pongas la Marcha Imperial de Star Wars en tu iPod y te pongas a imaginar todo tipo de conversaciones ñoñas. De esos que hacen que te las des de Lihn con Jorodowsky y avances en constante línea recta, por sobre los bancos, lejos de los senderos, por el pasto recién regado humedeciendo tus zapatillas levemente. Te miras las zapatillas y sientes un ligero frescor, como un eco extraño. Pero no le das importancia, mal que mal vas atrasado.

UN MOMENTÁNEO LAPSO DE ESQUIZOFRENIA.

Antes de las ñoñas conversaciones figuradas. Bajando las escaleras del Metro. Una reflexión extraña se transforma en la voz no de una persona, sino de un personaje. De esa novela. La que está en su fase de borrador incompleto. Uno de los personajes no halló* nada mejor que secuestrar mi cabeza un rato y decir

"Nunca tuve eso que se dice una conciencia. Me educaron para no tenerla, para amputarla tempranamente y cercenar los restos. Por eso mis parejas siempre las hicieron de conciencia. Una exo-conciencia, una preocupación por el otro que va y viene como un disco removible. Por eso me he preocupado por cosas distintas en momentos distintos de mi vida, según haya sido la preocupación de quien estaba a mi lado. Los delfines, los niños, nunca me importó nada realmente".

Y ENTONCES EL DÍA SE DESPEÑA...

Porque la corrección de ensayos va leeeenta y a tientas. Porque tienes sueño, mucho sueño y una extraña sensación de que algo grande está pasando en algún otro lado. Porque sientes en el pecho como se delínea el contorno del reservorio de emociones ese. Es la falta de sueño, qué duda cabe.
Después vas al banco y te llega un llamado telefónico.

Y ENTONCES, EL TSUNAMI

Porque claro, el hombre en el teléfono sólo menciona que se te tiene que haber quedado una llave abierta. Tomas las medidas del caso, pero es inevitable que tomes un taxi a tu casa, que descubras que la hora y media que pasaste recriminándote no va a volver y fue una pérdida, porque no fue tu culpa, sino... A veces las cañerías tienen problemas. A veces llueven sapos nomás.
A veces se sale una cañería. Y el agua cae.




Y cae








Y cae.



Y sigue cayendo. Hasta llegar al primer piso. Vives en un cuarto y tu living tiene un dejo a ciénaga. Y el living de tu vecino de abajo. Y de la señora del segundo. Y así.

Entonces: el modo de contingencia. No sentir desazón, no sentir hambre, no sentir nada. Pensar claro, tomar medidas, hacer llamados, hablar con la gente. Primero, los vecinos. Contener y asegurarse, ser bueno con los demás. Todo está bien. Llamar a Alguien que se haga cargo de Esto. Ahí va mi dinero para masajes e indulgencias. No importa, pensaremos en algo.
Después llega Alguien que se hace cargo de Esto. Se habla con aseguradoras (del piso de abajo), se verifica que, en efecto, en mi alfombra hubo 50 litros de agua. Y no en el punto álgido siquiera. Va a ser una cuenta de agua interesante, me hacen pensar al volver a San Joaquín.

TOCO FONDO.

La canción aquella. ¿Mejor track de Fome de Los Tres? Puede ser. Pero no fueron los ensayos malos y la corrección lenta, ni la espera en el banco, ni los más de cincuenta litros pasando por uno, dos, tres y cuatro pisos. Fue subirse a ese taxi.




Uno sabe que ha llegado al infierno cuando el taxista tiene puesto un disco de Alex Ubago.



Y EL COMIENZO, DE NUEVO.

Las mismas cosas que nos dan un placer pequeño, privado e intenso, como caminar chapoteando en un día de sol, se dan una vuelta. Buena idea, Mala idea.
Buena idea: caminar chapoteando por el pasto de tu campus.
Mala idea: caminar chapoteando por el living de tu depto.

La señora del segundo piso resultó ser una bisabuelita extraordinaria. Profesora normalista y todo. Me contó de cómo una de sus consuegras la había ridiculizado con un comentario en una cena familiar y como ella, exactamente tres años después tuvo la oportunidad de hacerle el mismo comentario en una cena con el otro lado de la familia.

-Tarda, pero llega - le dije, riéndome un poco, poniendo mi mejor cara del nieto lindo que le acaba de inundar el living. Y ella se sonrió.


Y al final, las cosas vuelven. Los charcos de agua, los comentarios de "¿Pero cómo...no están casados?", las malas canciones y las buenas también, los escritos que uno creía perdidos en el espacio, las emociones que uno creía sepultadas en el tiempo, las ganas de ser Primer Ministro de Francia, las ganas de morir en el intento. La noción última de entender que, a veces, la tranquilidad del intento preciso pesa más que la satisfacción del logro equivocado.






-Han habido muchas, muchas canciones. Debo confesar, para ser justo, que el taxista que andaba de Alex Ubago después se redimió con "Ohne Dich" de los Münchner Freiheit, canción demasiado ochentera para los oídos de...todos, así es que no, mejor que no. La canción que volvió fue esta:


Año 1996, Los Tres cerraban un ciclo de cinco conciertos en el Teatro California, acá en Ñuñoa (eran otros tiempo, el alcade era otro, de hecho). Afuera, Chile le acababa de ganar 4-0 a Ecuador, en la primera victoria de la "era Acosta" que desembocaría en el Mundial de Francia '98. Llovía a cántaros. Yo estuve ahí. Antes eso sí, en el concierto que había recién terminado. Pero la programación fue la misma. Entraron con el séquito de invitados, tocando esa danza rusa. Se apagaron las luces y después Sudapara.
La escuché, en este misma versión, hoy en la mañana, antes de empezar el día. Cuando todo ya había pasado y yo tomaba un metro con dirección hacia un día mejor, el shuffle pasó por ahí de nuevo. Y todo empezó, y fue mejor. La grabación es precaria, el audio está en mono, pero uno igual termina moviendo la cabeza en un dos por tres...



Y si usted sigue leyendo esto, al llegar aquí déjeme recordarle que fue Jornal del día del Tsunami y que esto es LV55, el blog que entiende que el clon malvado fue lo que mató al gemelo malvado.

No hay comentarios: