jueves, 17 de diciembre de 2009

Wot's... Uh the Deal?

Crealo o no usted, mi joven lector, hubo una vez en que la relación entre los consumidores y los CDs era bien parecida a la que existe entre el lector de cómic y los cómics originales: uno compraba lo que encontraba, por que eran así de pocos los que llegaban y la variedad así de magra.

Eran los días en que uno compraba un CD más porque quería usar su reproductor que porque le gustara lo que iba a escuchar. Era el año 89. Y la tienda era Muricy, donde habíamos comprado nuestro primer disco (Grandes temas de la Ciencia Ficción...o algo así) y también el segundo (Falco - Emotional...aún este día mi favorito del rapero-pop austríaco). Y mi papá sabía que a mis ocho años me gustaba harto Pink Floyd. En mis ratos libres, yo había hecho un cassete con las canciones que más me gustaban de The Wall y el Dark Side of the Moon y lo había rotulado con mi caligrafía, que ya entonces era horrenda, pero al menos tenía justificación en mi precocidad, no como ahora, y había escrito con lápiz pasta azul sobre la etiqueta:


P Y NK    F  L   O   YD

Así es que un día papá llegó con este disco, del que los dos sabíamos harto poco. Mi padre me educó para creer que el Dark Side of the Moon era lo mejor que Pink Floyd había hecho en la vida y que, en efecto, los discos nuevos, más suaves y con menos punch NO eran malos. Y hasta el día de hoy a mi papá prefiere a David Gilmour por sobre Roger Waters Y Syd Barret. Y ahí estaba él, sin entender mucho, en un gesto tremendamente generoso para la persona que más me ha enseñado sobre el ego en esta vida. Regalándome un disco. El Obscured by Clouds fue, definitivamente, el primer CD de mi vida. Parecía no ser la gran cosa, no venía ninguna canción que reconociera de esos discos en vivo, como el Delicate Sound of Thunder. Pero ahí estaba. Lo escuché una vez, y luego cayó en el olvido. De pronto los CDs se volvieron más variados y diversos, y Pink Floyd se quedó un poco ahí también, porque a medida que mi papá se compraba más y más discos, otra gente desfilaba en mi vida. Gente como Styx, Supertramp, Virus, Sumo, Pet Shop Boys, Human League, Spandau Ballet, Devo, y un largo etcétera.


No fue sino hasta diez años después en que reparé en ese, mi primer disco. Era una tarde de verano y pensé que era hora de darle una vuelta.

Me gustó harto. Fluía de canción en canción y tenía un par de momentos notables. Mi discografía y mis gustos musicales se habían ampliado ya, incorporando y sobrepasando los límites establecidos por mi padre. Habíamos establecido ciertas fronteras difíciles de franquear, un poco como en esa canción de Mike and the Mechanics, y no iba a ver forma en que yo le pudiera hacer ver lo buena que era esta canción. Para cierta gente hay un punto en que los gustos musicales se fosilizan y no hay más. Tiene algo de clásico de segunda mano, y en su momento me trajo compañía y aquí está, para ustedes. Se llama como el título de este post. Disfrutad...



2 comentarios:

Lute dijo...

Mi casa tuvo reproductor el año 91 o 92. Y vivíamos en puerto montt, donde Jurassic Park llegó como ese mismo año, y las disquerías creo que tenían la misma noción de novedad.

Pero eran mis papás siempre los que compraban discos, y entre ellos estaba pink floyd, pero que mis papás lo escucharan siempre fue algo que le restaba a la música.
No se por que, yo solo compré cassetes, y no muchos.
En general escuchaba la radio, con el botón de pausa y grabar apretados. De ahí, me imagino, viene mi costumbre de saber de singles y apreciar más canciones sueltas que grupos o discos.

LV dijo...

No fue hasta que tuve 17 años y una depresión clínicamente diagnosticada que empecé a escuchar la radio con el botón de pausa y grabar. Los CDs estaban hace rato funcionando ya, pero había algo especial en grabar de la radio. Algo que, naturalmente, había heredado de mi papá (hay una historia que involucra a Julio Videla y a una grabadora de carrete el año 77 en algún lugar del anecdotario familiar). Para entonces sonaba Oasis con su segundo o tercer disco (tanta diferencia no hace) y Smashmouth con su Astro Lounge. Bajar música era ya más fácil, aunque lento, y el problema era como tocarla fuera del computador sin perder mil discos en el intento. Napster recién se perfilaba como EL sistema para intercambiar música, y Audiogalaxy recién empezaba a aparecer...